viernes, 24 de junio de 2011

DESARROLLO RURAL: TRES VISIONES EN UN MISMO TERRITORIO


En ocasión del 40 Aniversario de CIPCA, se realizó en Santa Cruz de la Sierra el Seminario Internacional de Modelos de Desarrollo, Desarrollo Rural y Economía Campesina Indígena. Varios participantes del evento, tanto representantes de sectores indígenas y empresariales, así como invitados internacionales, estuvieron presentes  en un debate organizado por el Espacio de Reflexión Interdisciplinar (ERI-SC) con la finalidad de profundizar el análisis sobre las visiones de desarrollo rural que conviven en Santa Cruz y la necesidad de construir un modelo que asegure la alimentación de las familias bolivianas cuidando el medio ambiente.
Los actores participantes en el debate se identificaron con uno de los siguientes modelos, que coexisten y se superponen:
1. MODELO DE LOS TERRITORIOS INDÍGENAS DE TIERRAS BAJAS
Representantes de pueblos indígenas, explicaron su concepto tradicional de “vivir bien” a través del aprovechamiento sostenible de recursos naturales, sin adoptar modelos de consumo de bienes innecesarios.
“El territorio es muy importante para los pueblos indígenas. El territorio es como un supermercado compuesto por aire puro, convivimos con la naturaleza, en tiempos de los abuelos éramos respetuosos con la naturaleza. No sólo son creencias, cada elemento de la naturaleza. Todo tiene vida y es parte de nosotros. Nuestros abuelos, decían que iba a acontecer lo que hemos llegado ahora. Antes no había necesidad de que se cultive en cantidad, ni arar, ni desmontar. Íbamos al bosque a recolectar porque había de todo. Cada elemento tiene vida. No era necesario cultivar en cantidad. Cada árbol cumple una función importante, cortar a un árbol es como matar a una persona” (Antonia Irayigra, Asambleísta Departamental por Guarayos).
“Se está luchando para tener una vida mejor, pero hay que hacer una diferencia con lo que era el buen vivir: Para los pueblos indígenas era tener para la comida, no nos faltaba nada. No era tener de más(Lourdes Yopié, San Ignacio de Velasco).
Este sistema productivo basado en caza, pesca y recolección fue desapareciendo desde la colonización española, pero con más intensidad desde la década de los 80 del siglo pasado, con la incursión de empresas madereras. Los pueblos indígenas ya no encontraron animales que cazar y se introdujeron sistemas mecanizados que empobrecieron los suelos. Los habitantes, los niños, ya no tienen una alimentación diversificada con productos autóctonos. El resultado fue el abandono de la tierra y la migración a las ciudades. La deforestación influye directamente en el clima, cambian las diferencias entre estaciones y desaparece la biodiversidad.
Los participantes del conversatorio coincidieron en que este sector es el más desprotegido y que necesita mayor apoyo. La necesidad de recuperar la sabiduría de “convivir con la naturaleza y no vivir de ella”, es ineludible para lograr un desarrollo rural sustentable, que beneficie al conjunto de sus actores.  Como explica la asambleísta Irayigra: “Los pequeños productores son los que están afectados por el cambio climático, ya no hay las cuatro estaciones del año. De pronto llega la sequía, llega la lluvia fuerte y se ha dado un cambio. Esta es una preocupación muy grande. Estamos en peligro de hacer desaparecer a la madre tierra. En la provincia Guarayos el 50% de los niños están desnutridos, la alimentación nutritiva que teníamos ya no existe, el zapallo, camote, frejol, el maní.”
2. PEQUEÑOS PRODUCTORES CAMPESINOS INSERTOS EN LA CADENA EMPRESARIAL
Los migrantes de occidente del país se ubicaron desde mediados del siglo XX en Yapacaní, San Julián y otras zonas del departamento de Santa Cruz en las que se dedican a producción agropecuaria, sin embargo, aunque en su mayoría los campesinos mantienen  una parcela con varios cultivos y animales domésticos, al mismo tiempo deforestan porque no tienen capacitación para hacer un manejo sustentable  de los bosques. Aparentemente, los campesinos migrantes han perdido su identidad original, por eso son muy susceptibles a adherirse a la cadena productiva empresarial, aunque como los eslabones más débiles.
Así lo confirma Demetrio Pérez, representante de ANAPO:
La mentalidad de los productores es empresarial, sin embargo, 80% son pequeños productores, el 20% son grandes empresas. Tienen varios problemas de fondo, como la inseguridad jurídica respecto a la tierra. Está causando un desequilibrio en la planificación del productor, este es el cimiento de un edificio al ser construido, si no está sólido el sector se puede caer. En una cadena productiva, si un eslabón se rompe se complica. Cuando el empresario no logra vender en el mercado externo o no le pagan en el momento oportuno, el productor necesita los recursos para cumplir sus compromisos con las instituciones financieras. Cuando el empresario no gana tampoco va a invertir. Por ejemplo en la siembra del girasol, lo propio sucede con el maíz, cuando se cerró la frontera, muchos productores han perdido plata”
Otra característica de la mayoría de los pequeños productores campesinos emigrantes que son parte de la cadena productiva empresarial es su dependencia de los empresarios aceiteros, por ejemplo. Algunos participantes calificaron estas cadenas productivas como opresivas hacia los pequeños productores. “La agricultura está encadenada a las empresas aceiteras. Se llega a un endeudamiento constante. Desde el momento en que uno siembra el grano ya está vendido, lo mismo con EMAPA”. (Roberto Churata Moreno, técnico del municipio de San Julián)
El mercado internacional influye en esta producción, fomentando cultivos cotizados en los mercados internacionales, para a su vez, entrar en la cadena de consumo. Así, algunos hijos de migrantes, ya con estudios instalan sus negocios de venta de agroquímicos.
“El desarrollo humano está basado en la capacidad de compra. Muchas de ellas son creadas artificialmente por el sistema. De pronto nace en la gente la necesidad de tener dinero para contar con esto.  Hoy son víctimas de un sistema que los conduce a ganar dinero. Por ejemplo la demanda de soya, es de las grandes transnacionales que hacen que trabajemos para ellos. En Tarija, los pequeños productores de hortalizas, ahora producen uva para satisfacer las demandas de los productores de vino. Nosotros con un millón de hectáreas de soya, no somos los que consumimos la soya. Entonces, los campesinos se convierten en productores al servicio de las empresas e incluso del Estado a través de EMAPA”. (Teófilo Salgado Docente de Ingeniería agronómica UAGRM)
En este sentido se aclaró que la mayoría de los pequeños productores campesinos emigrantes no tienen mucha posibilidad de elegir, porque en el caso de la soya siembran lo que les sale más “barato”, utilizando semillas transgénicas que tienen mercado. Demetrio Pérez, afirmó que alrededor del 90% de la soya producida en Bolivia es transgénica. Lo mismo ocurre con el uso de fertilizantes químicos. Quienes quieren optar por la producción “sana”, se enfrentan con problemas de menor rendimiento. A la vez, este hecho genera la pérdida de la biodiversidad y de las variedades de semillas nativas en diferentes productos que se van perdiendo. Por ejemplo, en el maíz, actualmente predomina la semilla de maíz híbrido y van desapareciendo las otras variedades nativas.
3. MODELO DE AGRONEGOCIO EMPRESARIAL
Está ligado a la producción de “comodities” agrícolas o materias primas que puedan ser exportadas y vendidas en mercados internacionales. Demetrio Pérez distingue entre los “productores” y los “empresarios”. Los grandes empresarios son justamente quienes tienen los vínculos de exportación tanto de materias primas, como de productos elaborados y acopian producción para exportarla o como insumo de sus productos. Ejemplo, la soya y derivados o el aceite refinado.
A los pequeños productores emigrantes, ideológicamente, se los presenta como similares a los empresarios en sus intereses, cuando la mayoría del lucro lo retienen los empresarios agroindustriales.
Este sector ha obtenido ganancias extraordinarias los años de alza de precios de algunos productos como maíz, soya y azúcar. Sin embargo, los reclamos son permanentes respecto a las exigencias de la Constitución Política del Estado en lo referido al cuidado al medio ambiente, la necesidad de demostrar la Función Económica-Social (FES) de la tierra, según Juan Armando Antelo, ex presidente de la Cámara Agropecuaria del Oriente (CAO). Los grandes productores y empresarios demandan constantemente seguridad jurídica de las tierras y que el Estado intervenga con investigaciones para mejorar la productividad y ampliar la frontera agrícola.
El fuerte de este sector, es que los empresarios, no solamente nacionales, sino también brasileños, argentinos y otros, poseen el capital necesario para reinvertir y producir en gran escala, tienen acceso a la tecnología y a semillas mejoradas (trasgénicas) y a fertilizantes químicos. Además de tener un precio subvencionado del diesel como combustible.  En el departamento de Santa Cruz se encuentran 15,29 millones de has. De suelos con aptitud agrícola, de un total de 30,36 que existen en Bolivia. Entonces existe un potencial productivo importante.[1]
En síntesis, mientras el modelo de manejo integral de bosques está muy afectado en las últimas décadas por la deforestación, las generaciones actuales, tanto de la economía tradicional indígena de tierras bajas, como de la economía campesina, se encuentran a la vez amenazadas y “encadenadas”, con las redes de producción empresariales. Los grandes beneficiarios son los empresarios agrícolas que extraen excedentes de los otros sistemas, mientras que se orienta la producción a la búsqueda de lucro en cultivos exportables que producen mayor productividad. Mientras tanto, el medio ambiente y la biodiversidad se ven afectados.
Existen dos modelos productivos tradicionales, el de territorio sostenible con caza, pesca, recolección y pocos cultivos y el campesino migrante con parcelas unifamiliares, ambos están en proceso de transición poniéndose al servicio de los empresarios agrícolas que direccionan la producción de los pequeños productores campesinos indígenas de acuerdo a los mercados internacionales y los “encadenan” comprando la producción anticipadamente.
PROPUESTAS DE ACCIÓN
·        Hay una coincidencia en que a pesar de la existencia de diferentes modelos productivos, representados por grandes empresarios por un lado y productores indígenas campesinos por otro lado, debería buscarse un modelo intermedio que permita asegurar la alimentación de las bolivianas y bolivianos, pero sin dañar el medio ambiente.
·        El Estado debe canalizar ayuda sobre todo al sector productivo indígena y campesino por ser el más vulnerable, para darles las condiciones de producción que les permita producir para la alimentación familiar y generar excedentes para el mercado.
·        Se debe dar prioridad a producir para abastecer el mercado interno garantizando la seguridad alimentaria, apoyando tanto a pequeños como a grades productores.
·        Debe notarse la presencia del Estado en distintos niveles invirtiendo en caminos para sacar la producción, es necesario que la inversión pública vaya con educación y salud al área rural, para disminuir las migraciones.
·        Los gobiernos deben realizar investigaciones para producir mejor, tanto en cantidad como en calidad, sin afectar al medio ambiente.
·        Se necesita asistencia técnica y créditos para producir de manera sustentable.
·        Los pueblos indígenas proponen crear un modelo propio y critican al sistema empresarial capitalista que está ocasionando la crisis alimentaria y ambiental.
·        Respecto al uso de transgénicos hay opiniones divididas, por un lado los empresarios afirman que abaratan los costos de producción permitiendo mayor productividad, por otro lado los indígenas sostienen que afectan a la biodiversidad y crean dependencia con las transnacionales productoras de semillas.
·        Los pequeños productores indígenas critican el rol de EMAPA, indicando que es similar al de los empresarios, porque condiciona los créditos a la entrega de la producción y endeuda a los productores, tal vez debería mejorar su apoyo a la producción con valor agregado.
·        Se constata que el modelo agroexportador solamente favorece a unas cuantas familias, no favorece a los pequeños productores. Es necesario reflexionar y cambiar el modelo económico porque estamos en peligro de hacer desaparecer a la madre tierra.


[1] Tomado de CABALLERO, Teófilo. cuadro Clasificación de Suelos por su aptitud de uso. Supeintendencia Agraria. En Crisis alimentaria una oportunidad para Santa Cruz. Revista Enfoque Económico No 19. Santa Cruz 2011.

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